No os podéis ni imaginar cuanto lamento no haberme equivocado en mis pronósticos para la evolución de la pandemia en el período postnavideño “si antes no se adoptaban medidas restrictivas…” (perdón por la autocita) sí, se limitó ligeramente la movilidad entre territorios y el número de comensales a la mesa en las colaciones, ¿Y qué? Estas medidas para cumplimentar expediente, mientras se relajaban otras para que a nadie se le ocurriera decir que a nivel gubernamental no se hicieron los deberes, además de insuficientes y poco eficaces, no tuvieron repercusión entre una mayoría de población hastiada y confundida por los repentinos cambios en los procedimientos, protocolos, medidas e informaciones dispares según el territorio y lo que es peor, pocas sanciones para los incumplidores, salvo para los que más “venden”: los cuatro gilipollas del botellón, denunciados por vecinos cansados de ruido y fiesta en horario prohibido; en esto ha consistido la desinformación de los últimos meses, en culpabilizar a los jóvenes por su actitud irresponsable.
Desde mi punto de vista, y vaya por delante mi condena a toda
conducta que pueda constituir riesgo de contagio, debo decir una vez más, que
el ámbito familiar es clave en la transmisión del virus. Si hacemos el mero
ejercicio de anotar todos nuestros contactos de un día, y pedimos a cada uno de
estos que hagan lo mismo, veremos que nuestro círculo real es mucho mayor de lo
que aparenta. Si esto lo extrapolamos a los pequeños excesos e infracciones “justificadas”
navideñas, donde muchos han respetado o se han aproximado a la norma numérica
máxima de congregación bajo un mismo techo, pero se da la circunstancia que han
estado cambiando de techo casi como de calzoncillos, con lo que el
hijoputavirus, circula alegremente, feliz por las bajas temperaturas que nos
dejó la otra ola polar, y haciendo de las suyas saltando de casa en casa, a
empresas, a lugares públicos, y paseándose por donde le apetece: supermercados,
centros comerciales…
Llevamos un par de semanas terribles, con un unos datos de
incidencia acumulada de 800 COVID+ por cada 100000 habitantes a nivel nacional,
y con algunas comunidades superando con mucho esta tasa (como mi Castilla y
León con más del millar). Cabe recordar, que el riesgo extremo lo situaban
nuestros excelsos expertos en 250/100000.
Cuando os decía en mi particular felicitación navideña que
la “Tercera Ola estaba servida” no albergaba duda alguna a la vista de la
escasez de medidas efectivas. Sigo echando de menos la EpS (Educación para la
Salud), carencia que he venido denunciando desde hace ya un año, para lo cual
es imprescindible que la información sea real, aunque sea pavorosa y que los
intereses políticos nunca se antepongan a las vidas. Demasiado tarde, caemos
una vez más en la “desinformación”, en vanalizar el impacto de las nuevas
cepas, como la británica o la sudafricana, en “desalarmar” a toda costa.
Por eso mi mensaje no puede ser otro que PROTÉGETE Y PROTEGE
A TU FAMILIA, y para eso:
- 1. Evita todo contacto humano innecesario: no es momento de tomar cañas, ni de fiestas, celebraciones o invitaciones.
- 2. Extrema la precaución en el lugar de trabajo: no debemos juntarnos a la hora del café ni hacer reuniones presenciales. Contamos con medios para comunicarnos a distancia que debemos primar. Teletrabaja si estás entre los afortunados que pueden hacerlo.
- 3. Evita visitar a tus mayores y familiares con problemas de salud siempre que sea posible; si has de llevarles objetos, compras, etc, o recoger algo, lo harás sin contacto físico, dejando o recogiendo estas cosas en la puerta.
- 4. En lugares con afluencia importante de personas: por ejemplo supermercado, grandes almacenes, debes ser cauto, toca únicamente aquello que vas a comprar, y al llegar a casa desinfecta envases (con la mayor precaución en el caso de los alimentos), saca de los envoltorios todo cuanto sea posible, realiza las compras en establecimientos donde las medidas de seguridad sean reales, y no solo “de cara a la galería”.
- 5. Utiliza correctamente la mascarilla, renuévala como mínimo una vez al día, y será quirúrgica (evita las de tela), o mejor si es FFP2 o FFP3 sin válvula. No debe reciclarse, ni tocarse por fuera, ni retirar en presencia de otras personas ajenas al núcleo familiar de convivientes.
- 6. Ventila todas las estancias con frecuencia. Especialmente aulas, lugares de trabajo, oficinas, etc.
- 7. Cualquier síntoma del tipo de los siguientes: febrícula, fiebre, tos, cefalea, dolor muscular generalizado, erupciones cutáneas, diarrea, náuseas, vómitos, pérdida de olfato (anosmia) o del sentido del gusto (ageusia), mucosidad excesiva, dolor o molestias en la garganta, conjuntivitis, rinorrea (secreción nasal)…pueden mostrar entre otras cosas un COVID, piensa en ello como primera opción, ahora bien, con la que está cayendo, no expongas a otras personas, contacta por teléfono con tu centro de salud, y deberían valorar tu caso. Con un gran porcentaje de probabilidad se te solicitará una prueba diagnóstica (test de antígenos o PCR), y mientras tanto, quédate en casa, aíslate, y ve confeccionando una lista de todos tus contactos de los últimos cuatro o cinco días (aunque algunos protocolos solo contemplen dos o tres).
- 8. Especial cautela la que debemos mantener los sanitarios, maestros, profesores, cuidadores, y en general cualquiera que por su trabajo se vea obligado a tener a su cargo a personas dependientes, alumnos o pacientes. Debemos cuidarnos para cuidar, y vacunarnos prioritariamente como acto de solidaridad. Recuerda aquella máxima de “preocuparse más por contagiar que por contagiarse”. Mascarilla FFP2 para todos ellos.
- 9. No debemos relajarnos a pesar del tiempo que llevamos tomando medidas poco agradables, no solo hay que mantenerlas sino extremarlas…”Toda precaución es poca…”
- 10. Si estás a la espera de una prueba diagnóstica, debes mantenerte en aislamiento estricto hasta que se te indique lo contrario, ni se te ocurra ir de compras o al bar, mucho menos utilizar transporte público que debes evitar desde desde el momento inicial. Y si se te pauta cuarentena, cúmplela totalmente y procura mantenerte aislado en este período aunque no tengas síntomas.
Quienes me pedían un pronóstico en
septiembre, obtuvieron con incredulidad por parte de unos cuantos algo parecido
a la situación que hoy vivimos, eso sí, pasando por un confinamiento
prenavideño que nunca se produjo ¡inocente de mi! Ahora nos tocará someternos a
progresivas restricciones y si este arresto domiciliario no llega, estaremos
condenados al fracaso total en la campaña de vacunación, al colapso de las UCI,
y a los “triajes asesinos” para decidir sobre la vida dada la escasez de medios
disponibles. La presión hospitalaria es brutal, y de nuevo, hay personas a la
espera de intervenciones quirúrgicas, de pruebas diagnósticas, de tratamientos…que
se retrasan una y otra vez, y entre ellos habrá víctimas indirectas del COVID
por desatención. Espero que no volvamos a caer en el “semueranlosviejos” de La Cresta
de la Primera Ola, porque tiempo ha habido, más que de sobra para organizarse y
evitar esta masacre silenciosa y resignada de nuestros ancianos.
Tampoco entiendo que en los colegios no se
hagan cribados, cuando sabemos que la mayoría de niños y jóvenes son asintomáticos
(no tanto con la cepa inglesa), pero ha prevalecido el empecinamiento de
mantener la actividad lectiva presencial a cualquier precio, por lo que parece
tampoco ha habido tiempo de articular medidas para realizar clases online, o
cribados específicos entre alumnos, personal docente y no docente; como Coordinador
COVID colegial del centro educativo de mis hijos, no puedo más que rabiar, por
ver la ligereza con que se aplican las medidas por parte de la Administración
Educativa, como si subyacente, imperase la intencionalidad de esconder bajo la
alfombra, lo que la realidad casi siempre acaba por destapar.
En todo este caos de malos augurios, el
pronóstico a medio y más aún a largo plazo, de ninguna manera puede ser muy favorable.
Tampoco me equivoqué aún en verano cuando dije que la carrera por las vacunas
nos traería unos principios del veintiuno cargado de buenas noticias. Eso sí,
mejores noticias que resultados, porque a los “accidentados” suministros y
reparto de dosis se le une el pico más álgido de la pandemia hasta la fecha, lo
cual indudablemente va a retrasar aún más la administración de unidades
vacunales al no estar indicada su administración a personas en cuarentena, ni
infectadas, o a quienes entre una dosis y otra están en contacto con
contagiados, o ellos mismos se contagian…Perderemos sin duda muchas unidades por esta grosera falta de previsión. Una pena
que no hubiese servido todo este desastre para centralizar el SNS bajo un mando
único y a cargo de expertos de verdad, de los que se las trae bien floja la
política, y que no nos bombardearían con edulcorantes y eufemismos de una realidad
de pesadilla, evitando el terrorismo de la falacia, la cochina mentira de “las mascarillas solo sirven
para dar una sensación falsa de seguridad…”, “solo tendremos como mucho uno o
dos casos…”, “será una especie de gripe…”, “no hay motivos para la alarma…”, “hemos
doblegado al virus…toca disfrutar del verano…”, “nadie quedará atrás…” y así
hasta un sinfín de dañinas arengas, eslóganes publicitarios y consignas
repletas de falsedad y de dudosa intencionalidad.
No os confundáis, para nada tengo interés
político alguno. Ni estoy afiliado ni milito ni me interesa más allá que a
cualquier ciudadano contar en este tsunami de incompetentes, de una puñetera
vez con una “clase” política que cobre solamente por hacer su trabajo que es
básicamente administrar los recursos de nuestro país de forma inteligente, justa,
y en beneficio de todos. Da la impresión que estamos muy lejos de algo así. No
han sabido proteger ni siquiera lo más valioso, que es la salud, aunque sí su
bolsillo.
¿Qué propongo?
-Una sanidad única para todo el estado, del tipo del antiguo y tristemente extinguido INSALUD, estatal, igualitaria, de compras centralizadas con posibilidad de derivar enfermos a otras provincias y comunidades cuando haya saturación o colapso de hospitales, y bajo una dirección de auténticos expertos sanitarios.
-Unas directrices con criterios iguales y
estandarizados para toda la población: me refiero a medidas de aislamiento, días
de confinamiento, pruebas diagnósticas, cribados, rastreo, medidas extraordinarias.
No es tan difícil establecer rangos de incidencia y niveles restrictivos en
función de los mismos, ¡me ofrezco voluntario!
-Información veraz y continua por RTVE,
acerca de los datos y de la evolución de la pandemia, incluso en fines de
semana. Solo expertos acreditados y “apolíticos” deberían actualizar los datos
y explicar las medidas adoptadas.
-Pedir responsabilidades a quienes no han
hecho bien su trabajo, han mentido deliberadamente o han sido negligentes o
temerarios en la gestión de la pandemia.
-Honrar a todas las víctimas del
COVID, y hacer que los certificados de defunción recojan esta causa de muerte en
los casos en que hubo sospechas fundadas. Esto sí me parece "Memoria Histórica" (reciente).
-Retirar del SNS a aquéllos (minoría) que
han utilizado “bajas laborales preventivas” para evitar riesgos, a los que
tienen demasiado miedo para ver pacientes en persona, a los que se han dedicado
a aprovecharse de la situación epidemiológica para tomarse unas interminables
vacaciones, o a los que han empleado métodos nada éticos o alejados del Código
Deontológico para “despachar” a sus pacientes. Debería facilitarse que los sanitarios con factores de riesgo acreditados pudiesen estar en una segunda o tercera línea, pero hay que continuar valorando y mirando a los pacientes a la cara.
-Permitir a los enfermeros Responsables de
la Vigilancia Epidemiológica y de las campañas vacunales de los centros de
salud que organicen la campaña antiCOVID de sus zonas de influencia, evitando
que se desaproveche o “pierda” una sola dosis, las cuales se deberán distribuir según un programa
perfectamente organizado.
-Evitar en todo caso que las personas sintomáticas
tengan que esperar más de 24 horas para realizarse una PDIA, e iniciar inmediatamente
el rastreo. Recibir el resultado de las pruebas PCR en un período máximo de 24
horas.
-Restablecer el confinamiento de 14 días
frente al de 10 días.
-Testeos masivos en todo centro sanitario
público o privado, farmacias adscritas con medidas adecuadas, bajo la
supervisión de enfermeros expertos.
-Pasar todas las competencias en gestión COVID
de los centros educativos a las Consejerías de Sanidad, en vista de las
diferentes, curiosas y sorprendentes interpretaciones de las Direcciones
Provinciales y de las Consejerías de Educación,
implantando la figura necesaria del Enfermero Escolar, con capacidad para
realizar test y rastreos en los centros y en el entorno de los alumnos/pacientes COVID+. Habría
que evitar que a la hora de dotar de material de protección: EPIs, mascarillas,
filtros HEPA…se hiciese distinción entre los centros públicos y los que no lo
son, todos formamos parte de la misma sociedad, y el virus no distingue. ¡¡Salud Pública!!
-Exigir y vigilar el cumplimiento de
normativas de seguridad serias a supermercados, empresas, centros comerciales,
de ocio, bares y restaurantes, estaciones de servicio, transporte público,
aeropuertos…
-Potenciar, promover y facilitar las tareas
de investigación. Hoy día contamos con medios para realizar algunos estudios o
parte de ellos con la sola autorización para tener acceso a determinados datos clínicos
y permisos para realizar mailing masivos entre profesionales sanitarios.
-Controlar, testear y hacer seguimiento a
toda persona que entra en territorio nacional.
-En este momento sería necesario el temido "Confinamiento Domiciliario", es odioso, es terrible, pero es lo más efectivo, y
solo esto nos permitirá a estas alturas finalizar la campaña vacunal antes del
verano y restablecer la actividad comercial, turística, empresarial y por tanto
económica. Mejor cuanto antes. De otro modo también se puede pero costará caro
en dinero y en vidas.
En la era del hiperconsumismo, de la
comunicación vacía de contenidos, de la inmediatez, por estar hasta los mismas
gónadas de tanta idiotez ilustrada políticamente correcta, os digo que no será
fácil volver a ese status del bienestar del que procedemos la mayoría y que
se va alejando como un espejismo de lo que fue algún día que ya parece lejano bien guardado en el baúl de los recuerdos…no mientras sigamos en una línea de actuaciones radicalmente
erróneas, el inicio de la recuperación se antoja aún lejana e improbable. Nos
tocará aprender a base de hostias, aunque dicen los pedagogos que no es el mejor
método. Por cierto, "casi todos" saldremos de esta, algún día, pero mejor será
que la celebración la hagamos cuando eso ocurra.
De acuerdo con todo lo que nos compartes en tus apreciaciones, opiniones, consejos y hasta soluciones que son de total sentido común. Algo que, se ve meridianamente claro, no existe en los "expertos" que están haciendo y deshaciendo, cada cuál a su "bola", el manejo desastroso de esta situación de crisis médica, cambiándola por crisis política prioritaria.
ResponderEliminarPero si estoy mucho más de acuerdo y quiero con ello resaltarlo, y apoyarte porque es algo muy sangrante que padecemos TODOS y más en entorno rural, es esté párrafo :
-Retirar del SNS a aquéllos (minoría) que han utilizado “bajas laborales preventivas” para evitar riesgos, a los que tienen demasiado miedo para ver pacientes en persona, a los que se han dedicado a aprovecharse de la situación epidemiológica para tomarse unas interminables vacaciones, o a los que han empleado métodos nada éticos o alejados del Código Deontológico para “despachar” a sus pacientes. Debería facilitarse que los sanitarios con factores de riesgo acreditados pudiesen estar en una segunda o tercera línea, pero hay que continuar valorando y mirando a los pacientes a la cara.
Gracias por tu gran labor profesional y, especialmente humanitaria. Esto último se está echando mucho de menos en las relaciones con los médic@s. L@s enfermer@s, en su gran mayoría, siguen dando lo mejor que pueden y/o les dejan...Qué esa es otra cosa diferente, que les dejen !